domingo, 27 de abril de 2014

Montia. El descubrimiento del año

Para celebrar cada estación del año, porque todo hay que celebrarlo..., nos gusta acercarnos a comer a Montia, y no hay ocasión en la que no salgamos maravillados. Tenemos este rito estacional porque la oferta del restaurante, puesto que no hay carta, solo un menú cerrado, cambia en función de los productos de temporada. A nosotros, nos fascina el momento de sentarnos a comer en su acogedora sala presidida por la chimenea y que nos sorprendan plato tras plato, con sus nuevas ocurrencias.






Daniel Ochoa y Luis Moreno, sus propietarios y cocineros, tienen una filosofía de vida que celebro que se hayan atrevido a expresar en su restaurante, porque aunque la globalización es una maravilla para muchas cosas, lo cierto, es que no parece muy sostenible y ¿qué sentido tiene traernos panes congelados desde Francia si los tenemos buenísimos en Cercedilla y encima frescos, sin conservantes ni productos añadidos? Pues esto es lo que pensaron estos dos amigos, cuando se trasladaron hace ya unos años a vivir a El Escorial.
La vida amable y tranquila de esta población serrana les llevó cuestionarse: por qué no aprovechar todos los productos de pequeños productores locales y fomentar así el negocio y la producción sostenible. Y así lo hicieron, Ochoa y Moreno nunca compran para su restaurante productos que hayan sido cultivados o criados a más de cien kilómetros de Madrid y si incorporan alguno, se trasladan hasta las instalaciones del productor para comprobar que todo el proceso se desarrolla según los parámetros de calidad que ellos buscan.
Gracias a esta filosofía, podemos degustar en su restaurante una cerveza artesana fabricada en Las Rozas, La virgen; un magnífico pan de kamut de Camorritos; mantequilla de Colmenar, de La Colmenareña; o agua del manantial del monte Abantos. Y esto nada más que para ir abriendo boca.
  


A continuación, entre los primeros, puedes tener la suerte de que te toque un huevo de boletus; brandada de bacalao y ravioli de morcilla; huevo en su propia cáscara con guisillo de pepitoria; crema de apio, nabo y buey de mar en tarrina; capuchino de alubia negra y nabo; paté de conejo y trompeta negra, o buñuelo de oreja ibérica. A nosotros particularmente no nos gusta la casquería y es de las pocas cosas que no comemos, pero madre mía lo buena que estaba esta oreja... no sobró ni la raspa. ¡Increíble!



Entre algunos de los principales: papada confitada y encurtidos; huevo de ganso ibérico; lechal de Colmenarejo y ensalada fresca de quinoa; royal de paté a la cerveza Cibeles, con champiñones, higos y cebada inflada; ventresca de bonito, con pesto de olivas verdes y tomate o un suculento conejo a la royal con crema de remolacha, nabo y zanahorias. 




Antes de los postres y para limpiar la boca, un té verde con pera y una increíble tabla de quesos madrileños procedentes de la quesería de Fresnedillas de la Oliva, La Cabezuela. La costumbre de terminar la comida con el carrito de quesos es algo que me encanta de Francia y aquí no es frecuente encontrar restaurantes que te la incluyan. Si además, la tabla te descubre una magnífica variedad de quesos desconocidos para la mayoría de nuestra propia región, pues mejor que mejor. La selección que hicieron para este menú, que nosotros degustamos en el mes de marzo, es especialmente buena... Tenía mucha gana de probar el cheddar de La Cabezuela y ¡date! ellos lo tenían en su tabla... estaba buenísimo... eso sí, nada que ver con un cheddar de los que puedas encontrar en un supermercado. Este era mil veces mejor... con tanta personalidad... tanto sabor... ¡una delicia!


En Montia encontraréis dos menús: uno corto y otro largo. El largo son 55€ por cabeza incluyendo el vino y el corto algo más barato. Los vinos que proponen son siempre curiosos, pero ¿no es un gran halago para un restaurante que salgas tan encantado con la comida que no se mencione el vino? Desde mi punto de vista, así debería ser siempre. El vino tiene que ser la guinda del pastel, pero nunca la parte más reseñable de la comida.
Otra particularidad de este restaurante es el servicio. Los platos los sirven los propios cocineros. El encargado de prepararlo es quien sale a presentarlo a los clientes. A pesar de lo que pudiera parecer, el servicio es ágil y dinámico y el tiempo que transcurre entre plato y plato, el adecuado.
Animáos a hacer una escapadita a El Escorial, ahora que llega el buen tiempo y a descubrir a los cocineros revelación de 2014 en Madrid Fusión. La diversión a la mesa y la buena gastronomía están aseguradas.

Montia
C/ Calvario, 4
28200 San Lorenzo de El Escorial

Teléfono: 911 33 69 88

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