lunes, 30 de enero de 2012

Ruta por la Borgoña II (de Beaune a Villars-Fontaine)

Desde Beaune, empieza la verdadera ruta por la Borgoña. Realmente tres o cuatro días son suficientes para conocer tranquilamente la Borgoña, a no ser que queráis visitar muchas bodegas. La denominada Route des Grands Crus (D122) es una pequeña carretera de unos 60 km que baja por uno de los costados de la Côte d’Or (cuesta de oro) desde Marsannay hasta Chassagne-Montrachet, pasando por Beaune y la cuna de los mejores y más caros Pinot Noir y Chardonnay del mundo.

La carretera atraviesa localidades muy interesantes desde el punto de vista arquitectónico, con nombres de vinos famosos como Gevrey-Chambertin, Morey-St-Denis, Chambolle-Musigny y Nuits-St-Georges. 

Nuestra primera parada fue Vosnee-Romanée y las viñas de Romanée-Conti y La Tache. El pueblo es muy bonito y como todos los de esta zona limpísimo, muy arreglado y lleno de flores. El único inconveniente es que en agosto estaba todo cerrado y completamente vacío. Pero resulta muy agradable dar un paseo por el pueblo y acercarse hasta las fincas de Romanée-Conti y La Tache. En la plaza del pueblo, podéis encontrar un panel que indica dónde están exactamente todas las bodegas y cuáles son las fincas de cada una. 



No obstante, siento deciros que a no ser que realmente estéis interesados en comprar, no se pueden visitar las bodegas de Romanée-Conti y La Tache, ni hacer una degustación de sus vinos. Una pena, ¿verdad?


La siguiente parada fue Nuit-St-Georges, el pueblo más turístico y con más actividad de la zona. Tiene una plaza central bastante grande con terrazas en el centro y comercios en todos los locales que bordean la plaza. Además de todo lo relacionado con el vino y su arquitectura, podéis visitar El Cassissium, una fábrica-museo sobre el cassis y sus usos en la gastronomía, la medicina, la perfumería... Para poder visitar esta localidad con tranquilidad, disponen de aparcamientos muy cerca del centro, aunque en este caso no son gratuitos como los de Beaune. 

Podéis deteneros en un montón de pueblos preciosos como Claux, Millers la Falle, Magny-Les Villers... pero os recomendamos acercaros hasta Villars-Fontaine. Es un pueblo diminuto en el alto de uno de los montes desde el que disfrutaréis de unas vistas increíbles de los valles repletos de viñedos. Además, el pueblo tenía una exposición de fotografía de esta forma tan original:


jueves, 26 de enero de 2012

Etsy

Me gusta la decoración y que mi casa sea acogedora. En mi búsqueda de la originalidad y de cosas menos vistas di hace tres años con esta página web. Se trata de una tienda online en la que artistas de todos los lugares del mundo exponen y venden sus productos. Puedes encontrar de todo: muebles, textiles, cuadros, etc. Miles de cosas, pero todas ellas con el denominador común de estar hechas de forma artesanal.

Así fue como conocí a la ilustradora Blanca Gómez, de la que ya os hablé en otra entrada,  y a la canadiense Angela Vandenbogaard, de la que me gustan especialmente sus árboles de grandes bolas de colores.






También encontré a la particular Cori Dantini, que dibuja pájaros y románticas niñas  achinadas, que guardan un extraordinario parecido con ella misma, algo muy habitual en muchos ilustradores.



Lo que más me gusta de la página es que contactas personalmente con el artista. Puedes preguntarle cosas sobre su obra y es él mismo el que realiza el envío. En mi caso, estas tres chicas fueron encantadoras e incluso me dieron sugerencias de cómo enmarcar sus láminas. La forma de pago es sencilla y segura, puedes hacelo mediante tarjeta de crédito o PayPal. El envío llega en buenas condiciones y muy rápido, incluso desde Canadá. Os puedo asegurar que todas ellas lucen esplendorosamente en el dormitorio de mi hija.

Os animo a entrar en esta página, seguro que encontraréis algo para vosotros.

domingo, 22 de enero de 2012

Ruta por la Borgoña I (de París a Beaune)

Aunque parezca mentira, llegamos a Borgoña una tarde de verano. Nosotros optamos por ir vía París, aunque también se puede llegar desde Lyon. Cogimos la Autoroute du Soleil, la A6, hasta Auxerre donde hicimos nuestra primera parada. Merece la pena detenerse en esta villa medieval, dar un paseo por su casco antiguo y disfrutar de casas preciosas y antiquísimas con travesaños de madera, su abadía, la catedral y un sin fin de tiendecitas de todo tipo con fachadas de madera de múltiples colores. Aunque el pueblo es algo enrevesado para entrar con el coche, en pleno centro disponen de un parking público bastante grande donde es muy cómodo dejar el coche. 

Volvía a llover y seguimos ruta hacia nuestro destino, Beaune. Lo hicimos por la antigua Route Nationale 6, atravesando el bosque de Morvan. Si vais sin prisa merece la pena sin lugar a dudas, porque aunque no sea aquí donde se empiecen a ver viñedos, el paisaje del bosque mezclado con pequeños pueblos muy cuidados con sus casitas de piedra y tejados de pizarra, es precioso.



Ya sobre las 9 de la noche llegamos a Beaune. Fue el pueblo que más nos gustó de la Borgoña, porque aunque todos son preciosos y están cuidados hasta el más mínimo detalle, Beaune es el más animado y dónde se puede encontrar una mayor oferta de tiendas, restaurantes, cafeterías... Y aún así a las 9 y media de la noche ¡¡¡nos costó encontrar dónde cenar!!! Os aseguro que llegó a ser un poco agobiante el tema de los horarios porque son muy diferentes a los nuestros y pasada la hora, no encuentras dónde comer. Al final lo conseguimos en Relaix de Saulx. Tomamos Pavé de Boeuf (16€) y Volaille fermière pochèe et risotto de truffe (21€), acompañado de un Ruly Premier Cru (26€).


Este fue nuestro primer contacto con la gastronomía borgoñona y lo cierto es que no nos impactó tanto como imaginábamos, quizá porque íbamos esperando que no daríamos abasto a probar delicatessen a todas horas y que encontraríamos una cocina de vanguardia que nos dejaría locos, por aquello de que es la zona con mayor acumulación de estrellas michelín del mundo y por todo lo que habíamos leído sobre la gastronomía de esta zona. Y sin embargo, nos encontramos una cocina muy tradicional y por si fuera poco, después de pasados unos días, te das cuenta de que las cartas de los restaurantes se parecen bastante entre sí. 

Después de nuestra primera cena, dimos una vuelta por el pueblo que estaba muy animado, lleno de terrazas y muy bonito iluminado. 



A la mañana siguiente, después de desayunar el croissant y café de rigor, nos dedicamos a conocer el pueblo. Era sábado, había mercado y estaba animadísimo. Antes de comer, nos dimos una vuelta entre los puestos que tenía unas calles dedicadas a alimentación y otras a ropa y demás enseres típicos en los mercados. Nos encantaron los puestos de alimentación por la calidad de los productos que vendían, te apetecía comprarlo todo: qué quesos, madre mía; por no hablar de los embutidos... qué pinta! Y cómo olían! 


Entre las callejuelas de Beaune, también encontraréis bodegas antiquísimas y un montón de tiendas donde poder comprar vino o tomarlo por copas. A nosotros nos gustó 
Bistro Bourguignon, que es un local muy curioso cerca de la plaza Carnot con una terraza muy agradable donde puedes probar todo tipo de vinos de Borgoña, eso sí, no esperéis probarlos a precios populares porque la copa no baja de 6€ o 7€. 


Después del paseo y las compras, es genial sentarse en una terraza para comer, reponer fuerzas y seguir adentrándose en la zona.  


Nosotros elegimos Le gourmandin, un restaurante típico de Beaune donde comimos bastante bien. Como veis la terraza es muy acogedora y agradable aunque las mesas están un poco juntas. Tomamos Magret confit à l'ail et chips d'ail (24€) y Boeuf borguignon et tagliatelles (19€), la comida aunque bastante tradicional, estaba rica. 


Después de la comida, decidimos acercarnos hasta los Hospices de Beaune. Se trata de uno de los mejores ejemplos de arquitectura del gótico final francés, que en su momento fue una importante institución de caridad y hoy es un museo que recuerda su pasado y en el que se sigue llevando a cabo una importante subasta de vino de la zona con fines caritativos, dirigida por Christies. 




Después de la tarde cultural, toca buscar donde cenar. La noche anterior nos habíamos fijado en La Grilladine y decidimos probar. El restaurante tiene varias salas con decoraciones diferentes y dispone de una terraza preciosa para comer o cenar. La comida no nos pareció excepcional aunque quizá no hayamos sido muy objetivos teniendo en cuenta nuestras altísimas expectativas de la comida local.





Y esta fue nuestra primera jornada en Borgoña, justo como esperábamos, tranquila pero muy interesante. Perfecto para abrir boca y despertar al día siguiente expectantes por seguir conociendo la zona. 

Por cierto, tanto si os alojáis en el pueblo como si no, junto a la muralla de Beaune hay varios parkings gratuitos donde se puede dejar el coche sin problema a dos pasos del centro. 

jueves, 19 de enero de 2012

Lagkagehuset

Copenhague se ha convertido en todo un referente gastronómico, no en vano el restaurante Noma está considerado por segundo año consecutivo como el mejor restaurante del mundo. Yo no os voy a hablar de él, ya que para conseguir mesa hay que hacer la reserva con bastantes meses de antelación y además hay que estar dispuesto a desembolsar una nada desdeñable cantidad de dinerito. Tampoco os voy hablar de ningún restaurante de comida de diseño, aunque es una entrada que tengo pendiente.

Hoy os voy a hablar, ni más ni menos, que de una panadería. Porque ¿a quién no le gusta desayunar un esponjoso croissant, acompañar la comida con un crujiente pan o comer un sabroso bocata?



Lagkagehuset es una panadería de estas que se están poniendo bastante de moda, incluso en nuestro país, aunque en ella la calidad está asegurada. Se trata de un enorme despacho con expositores de cristal repletos de bocadillos, dulces y cestos de mimbre con todo tipo de panes diciendo "cómeme, cómeme".




Está pensado para comprar y llevar, pero también tienes la opción de comerlo allí mismo, ya que disponen de una gran barra y unos taburetes en los que puedes sentarte a comer lo que has comprado o simplemente tomarte un café. Los bocadillos están riquísimos y no tienen nada que ver con los bocadillos de aquí. Sí, ya sé que un bocata de chorizo ibérico no tiene parangón, pero uno de queso brie, pesto, rúcula y verdadero pan de pueblo tampoco tiene nada que envidiarle.




En Copenhague hay varias sucursales, por lo que no es difícil que tarde o temprano te acabes encontrando con una. Personalmente, la que más me gustó fue la que está en Torvegade 45, en el barrio de Chritianshavn, ya que está situada frente al canal y es un placer comer junto a la ventana viendo cómo pasan las barquitas. Los domingos soleados es costumbre comprar bocadillos y hacer un pequeño picnic en unos banquitos próximos al borde mismo del canal, el caso es disfrutar del buen tiempo y de la buena comida.

Sin duda alguna os recomiendo este lugar, porque no siempre es necesario gastarse un dineral para comer bien y porque a veces es agradable comer de manera desenfadada e informal. No dejéis de visitarlo, no os defraudará.

Lagkagehuset

lunes, 16 de enero de 2012

Los Galayos

Como una tradición, cuando llega el frío y el mal tiempo quedamos con amigos y nos pasamos por Los Galayos a disfrutar de un buen cocido. Lo descubrimos por casualidad y nos gustó el sabor casero de la sopa, los garbanzos y su compango, así que hace ya unos años que repetimos. 

Es un restaurante clásico de Madrid, abierto desde 1894 por el que han pasado, desde los escritores de la generación del 27 hasta Pérez-Reverte que ideó entre sus manteles El capitán Alatriste. Y no es de extrañar, porque el salón Duque, donde hemos tenido la suerte de comer todas las veces, te traslada sin lugar a dudas al Madrid del siglo XVII.



Nos gusta el ambiente del restaurante porque a pesar de estar ubicado en plena Plaza Mayor, no es el típico repleto de turistas donde te sientes extraño.


Además de disfrutar de su cocido cocinado en puchero de barro, en su carta podéis encontrar platos clásicos como el jamón ibérico, el cochinillo, la sopa castellana o las gambas; o no tanto como el foie de pato fresco a la plancha con reducción de Pedro Ximenez y cebolla confitada, brandada de bacalao gratinada con sus tostas y crujiente de verduras con gambas. Y para quien prefiera picar algo, disponen de una amplia carta de tapeo de la que puedes disfrutar en varias mesas junto a la barra, que no pierden un ápice de encanto. 




No podemos deciros mucho de los postres, porque después del cocido ya no podíamos más, pero sí de su amplia carta de vinos, un tanto clásica, pero de calidad donde encontraréis desde un Ramón Bilbao hasta un Vega Sicilia a precios razonables. Y no podéis dejar de bajar a echar un vistazo a su bodega, preciosa, ¿verdad?




En definitiva, un restaurante tradicional, acogedor y muy agradable donde disfrutar de la gastronomía castellana en pleno centro de Madrid. 


Precio medio 40 euros (con vino)
Los Galayos
C/ Botoneras, 5
28012 Madrid
Teléfono: 91 366 30 28
http://www.losgalayos.net

jueves, 12 de enero de 2012

Ars Vivendi

He de reconocer que la cocina italiana es una de mis preferidas, pero no siempre es fácil encontrar un lugar que esté a la altura. Durante estas pasadas fiestas, fui a conocer un restaurante del que había oído hablar muchas veces y que está considerado como uno de los mejores italianos de España. Se trata de un pequeño restaurante en pleno centro de Majadahonda. Está regentado por un italiano y su mujer española, aunque, sorprendentemente, es esta última quien se encarga de los fogones y lo hace a las mil maravillas. La carta es abundante, con originales entrantes, múltiples platos de pasta, carnes y pescados.


De primer plato pedimos un puré de patata con foie a la plancha y una reducción de caldo de carne. Estaba espectacular, muy suave y cremoso. El foie venía en la parte superior en un trocito a la plancha que podías ir partiendo y comiendo con cada cucharadita de puré (sublime). Además, tuvieron el detalle de servirlo en dos cazuelitas individuales.

De segundo plato, yo me decanté por unos spaghetti carbonara, estaban muy ricos sobre todo porque el huevo estaba muy bien trabajado y no tenían nata! Ingrediente opcional según el cocinero que prepare la receta y que yo, personalmente, no creo necesario, pero es solo una opinión... Mi marido se tomó unos ravioli rellenos de trufa acompañados de una ligera crema de patata. Dudamos con la elección, ya que nos parecía un poco repetitivo, al haber pedido el puré de primer plato. Pero la elección fue perfecta, puedo darle, sin dudarlo, una puntuación de 10. De postre tomamos un tiramisú normalito y un café de manga de los de toda la vida que estaba muy bueno.


Acompañamos la comida con un Mauro, un vino de Castilla y León (86%  tempranillo y 14%Syrah). El vino estaba perfecto, cómo no, aunque el precio era bastante elevado. Pagamos más de 40 euros, mientras que en tienda puedes encontrarlo por unos 22 euros. Y el resto de la carta seguía esa misma tónica. Me sorprendió, además, que no tuvieran vinos italianos en la carta. Al parecer, por lo que pudimos oír, los vinos italianos los "llevaba" el jefe y en aquel momento había tenido que salir. Curioso cuando menos...

En resumen, un lugar en el que encontrar una cocina italiana creativa y alejada de los platos típicos y tópicos. La atención es agradable, esmerada y personalizada. El dueño se acercó a preguntarnos si todo era de nuestro agrado y se despidió amablemente de nosotros. Me pareció todo un detalle teniendo en cuenta que no soy una VIP y no suelo estar habituada a que me agasajen de esta manera! Merece la pena visitarlo, ya me contaréis.

PD. A los baños les vendría bien un repasito, ya que se han quedado un pelín anticuados.

Ars Vivendi
C/ Cristo, 23  
28220 Majadahonda
916 34 02 87
Precio medio por persona (con vino): 50 euros