miércoles, 11 de julio de 2012

Un día en Sigüenza

Para los que estéis pensando en un plan para este fin de semana, he recordado una escapada rápida que hicimos allá por el mes de mayo a la ciudad medieval de Sigüenza. Ahora supongo que hará calorcito, pero por aquel entonces a pesar de estar metidos en plena primavera, hacía un día bastante frío y soplaba un viento considerable.

La ciudad es pequeñita y en una mañana puedes visitar sus lugares más emblemáticos. Nosotros pasamos por la Oficina de Turismo (justo frente a la Catedral) y allí nos propusieron un recorrido por la ciudad: Catedral, Plaza Mayor, Ayuntamiento, Casa del Doncel, Castillo, Archivo histórico, Palacio Episcopal, Alameda.

Pertrechados con el plano y unos cuantos folletos, comenzamos nuestro paseo por sus empinadas y empedradas calles. ¡Ojo a los que llevéis sillita de bebé, hay que estar en forma! Me gustó especialmente la Plaza Mayor, enmarcada por la Catedral, el Ayuntamiento y las viviendas de los antiguos canónigos con su preciosa galería de soportales.

 

También merece la pena subir hasta el Castillo, actualmente es el Parador de Turismo y su Patio de Armas está abierto al público. Resulta muy agradable sentarte en una de las mesas de su terraza y contemplar el jardín, la fuente central, el pozo o la balaustrada de madera. En él se celebran además exposiciones de pintura y representaciones de teatro como Don Juan Tenorio.



Casi sin darnos cuenta, nos habíamos plantado en la hora de comer. La verdad es que íbamos con los deberes hechos desde casa, ya que habíamos reservado en el restaurante El Doncel. En él la tradición y la innovación forman una extraña, pero bien avenida pareja de la que os hablaré próximamente.

La segunda parte del día la dedicamos a dar un paseo por el parque de la Alameda y de camino a casa nos paramos a contemplar el imponente paisaje del Barranco del Río Dulce. 



Finalmente, la lluvia al fin hizo acto de presencia y no nos quedó más remedio que poner fin a nuestro día. Pero no hay mal que por bien no venga, ya que tendremos que volver y terminar lo que empezamos. ¿No os parece buena idea?

martes, 3 de julio de 2012

Primer día de playa y sorpresa en Güeyu-Mar


Por fin nuestro primer día de playa. ¡¡¡No nos lo podíamos creer!!! Todo el año esperando y así como quién no quiere la cosa, allí estábamos. Unos veinticinco grados, brisa marina y una playa casi vacía, ¿quién da más? Y además, sin contar con ello, nos salió un día de esos que prestan, de los que salen redondos sin haber planeado nada.
Como estaba nublado en Gijón, fuimos a la caza y captura del sol y de casualidad, porque no la conocíamos, dimos con la playa de Vega, entre Ribadesella y Caravia. Una playa preciosa, grande (2 km) y recogida entre montañas que, al menos ese día, tenía el público suficiente para no sentirte solo pero tan poco como para tener al vecino más próximo a varios metros y no poder escuchar su conversación.
Y por si la playa fuese no fuese lo suficientemente perfecta, además, dispone de unos cuantos bares y restaurantes con muy buena pinta donde poder acercarse a picar algo o comer en toda regla que fue lo que hicimos nosotros, porque vaya homenaje nos dimos en Güeyu-mar.
Dejamos el coche en un parking bastante grande que hay a unos metros de la playa y cuando pasamos por delante del restaurante ya nos pareció que tenía buena pinta, así que decidimos reservar. Ya en ese momento nos "advirtieron" que solo trabajaban pescados y mariscos del Cantábrico, lo que nos animó todavía más.
Pedimos para compartir un salpicón de bogavante, de 10. Trozos de bogavante enormes y fresquísimos aliñados en su punto. De segundo, besugo: fresco, cocinado en su punto y acompañado de un sofrito ligerísimo que realzaba el sabor del pescado. Una maravilla. Y de postre, tarta casera de queso de afuega el pitu, riquísima, muy jugosa y fresca.
Para acompañar la comida, disponen de una carta de vinos bastante amplia y bien elegida. Además, tienen precios bastante ajustados, nosotros tomamos un Viña Apolonia por recomendación de nuestro camarero, que no podía ser más atento.
Para poder disfrutar de Güeyu-mar invierno y verano, tienen un par de terrazas exteriores (una de ellas con carpa) y algunas mesas dentro del local. En concreto nos llamó la atención una especie de apartado que tenían para un grupo de más de seis u ocho personas con una decoración moderna que contrasta con el blanco nuclear de paredes y mesas de aire marinero que tiene el resto del restaurante.
Ayyyy, a medida que voy escribiendo me entran ganas de salir corriendo para allá...
Precio medio: 55 euros.
Restaurante Güeyu mar
Playa de Vega, 84
33560 Ribadesella
Tfno. 985860863
http://www.gueyumar.es/restaurante-ribadesella/