lunes, 23 de abril de 2012

La Torretta

Hoy os voy a hablar de uno de mis sitios favoritos. El verano pasado después de nuestra ronda por la Borgoña, hicimos una escapada a Italia. En concreto a Cinque Terre. Son cinco pequeños pueblos encaramados en las colinas verticales de unas montañas que terminan en el mar. En otra ocasión os hablaré de ellos pero ahora quiero hablaros de nuestro hotel, La Torreta.

Llegamos a Manarola un calurosísimo día de verano. El tren nos dejó en la parte de abajo del pueblo y no había forma de llegar al hotel que no fuera tirando de la maleta por una cuesta empinadísima. Los cinco pueblos que conforman Cinque Terre son un Parque Nacional y la entrada de turismos al pueblo está prohibida, excepto para los habitantes en el pueblo durante unas horas limitadas al día. El caso es que llegamos a La Torretta acalorados y agotados y tras recibirnos muy amablemente, nos invitaron a tomar un vino con un aperitivo en la terraza mientras nos registraron y nos subieron las maletas a la habitación. 


No me negaréis que el recibimiento no pudo ser mejor... ¿Os podéis imaginar en un sitio mejor que este? Todas las tardes de seis a siete invitaban a los huéspedes a tomar un vino y un aperitivo en la terraza y nosotros intentamos llegar todos los días que pudimos, era genial volver cansado y acalorado de la playa y tomarte un vino fresco y descansar un poco antes de prepararnos para salir a cenar. 


La Torretta es un pequeño hotel empericotado en la parte alta de Manarola, construido en el interior de una casa torre. Todas las habitaciones son preciosas, espaciosas y muy cómodas, con base para el iPod, cafetera Nespresso y minibar gratuito durante toda la estancia. 


Como regalo de bienvenida, una cesta de frutas y una botella de vino blanco bien fría nos esperaban en la habitación, en la misma mesita donde cada mañana puntualmente nos servían el desayuno. 



Además de todos los detalles con los que nos sorprendían todos los días, tenemos que destacar la amabilidad de todo el servicio. Cada mañana nos preguntaban cuál era nuestra ruta y nos recomendaba sitios para comer o visitar y respondían amablemente a todas nuestras cuestiones. Y hay que reconocerles que todas las recomendaciones fueron estupendas, comimos genial y disfrutamos como enanos de la Riviera Italiana



La Torreta y Cinque Terre nos cautivaron por su honestidad y sencillez, por el paisaje, el mar, la gastronomía, un cielo plagado de estrellas, el vino y sus puestas de sol. No lo dudéis y dejaros cautivar.


Precio de la habitación doble: desde 160€.
La Torretta
Piazza della Chiesa – Vico Volto, 20
19010 Manarola (SP) – Italia
Tel. :+390187920327



lunes, 16 de abril de 2012

La Pause

A Gijón le hacían falta sitios como este. Además de Pomme Sucre, del que ya os hablé en otra entrada, no había demasiados lugares en los que tomarse un buen café de forma relajada.


En La Pause se mezclan varios estilos, desde el francés, el marroquí o incluso el oriental. Me encantaron sus paredes en fucsia y verde, las mesas y sillas de diferentes estilos y sobre todo dos grandes mesas que le dan una personalidad muy especial al lugar. Una de ellas funciona como expositor: bizcochos, cupcakes, alfajores y otros dulces árabes de los que no recuerdo su nombre... También había cosas saladas para picotear que tenían una pinta estupenda: quiches, pequeños bocadillitos, etc. La otra gran mesa forma parte del escaparate, pero también te puedes sentar en ella.  



De los cuatro días que estuvimos en Gijón, nos dejamos caer por allí en dos ocasiones y nos gustó mucho las dos veces. El café es bueno y la repostería también. Pedimos un bizcocho de almendra que quitaba el sentido: jugoso, pura almendra! Junto al café te ponen un pequeño cuadradito de bizcocho de limón que también estaba muy bueno. Los bebedores de té encontrarán una amplia gama de tés y los que vayan a última hora de la tarde con ganas de una copa, también pueden tomar un Gin Tonic, alguna cerveza alemana especial o una copa de cava.


Sin duda, un lugar muy especial. Si cierras los ojos no sabrías si estás en una cafetería o en una tienda de decoración... Os lo recomiendo. 

La Pause
C/ San Bernardo, 75












sábado, 7 de abril de 2012

Emma Cocina


Como no todo iban a ser restaurantes de postín y de platos y más platos, este fin de semana fuimos de tapas por el barrio de los Austrias. Nos encanta el nuevo look del Mercado de San Miguel, aunque no deja de parecernos un pelín caro, pero hay que destacar que a su calor nacieron y crecieron un montón de locales que merece la pena destacar.
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Entre ellos están Según Emma y Emma Cocina. En el primero nos tomamos un vino, es un local con mucho encanto y muy acogedor para tomar unas tapas y unas tostas. En el segundo comimos y muy pero que muy bien.
Emma Cocina, está en un pequeño local, justo en frente del Mercado de San Miguel, al lado de la plaza mayor. Por su estética, recuerda más a una casa de comidas con mesas sencillas y un banco corrido que hace compartir espacio a todos los comensales, y todo ello alrededor de una barra bien acogedora. En Emma Cocina podéis tomar raciones para compartir, caseras y muy abundantes o platos que también se ofrecen en formato tapa a un precio más asequible. 
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En nuestro caso tomamos las papas arrugás con mojo palmero y mojo verde, las berenjenas a la cordobesa y el plato tres salsas con pan de pita, hummus, tsatsiki y berenjenas. Todo estaba genial y las raciones son más que abundantes. Las papas estaban ricas, bien asadas y en ningún caso duras ni pochas. Las berenjenas estaban riquísimas, con un rebozado fino, semillas de sésamo y miel; y del plato de tres salsas, destacaría el hummus que nos encanta y que preparan muy bien.
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Nos gustó el local con columnas de hierro forjado y líneas sencillas pero acogedoras. En sus paredes, tenían colgadas las propuestas de un taller de la zona que trabaja el hierro para crear esculturas como este pez que nos encantó.
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Otro detalle destacable del restaurante es el precio de su carta de vinos, pagamos 15€ por un vino que vimos en tienda a unos 12€, ¡así merece la pena tomarse un vino con la comida! y además, el vino estaba muy rico, era un Idrias Sevil de Somontano. Si visitáis su página web, veréis que tienen una carta escogida de pequeñas joyas de vino español a un precio asequible.
Precio medio 20€ (con vino)
Emma Cocina
C/Plaza San Miguel nº 4, bajo,
28005 Madrid
Tel. 913546013
http://www.emmacocina.com/

lunes, 2 de abril de 2012

Comer en Marrakech

Como ya os comentamos en la entrada Tres días en Marrakech, la ciudad nos gustó y sorprendió a partes iguales. Y su comida no podía ser menos. Qué bueno está todo y qué sitios tan agradables encontramos tanto para parar a mediodía a tomar un tentempié como para cenar de película. Llevabamos algunos sitios seleccionados, y Dominique, la dueña de Riad dar More donde nos alojamos, nos ayudó con algunas recomendaciones excelentes. 

Para comer a medio día

Riad dar Cherifa
Escondido en callejuelas estrechas y con pocas señales que nos ayuden a llegar a su puerta, si lográis dar con este Riad, podéis disfrutar de unas terrazas tanto la interior como la exterior, preciosas. Además, la comida es variada, de calidad y a un precio muy razonable. 




Un dejener à Marrakech
En esta estupenda terraza disfrutamos también de un tentempie, una ensalada para compartir y un par de platos de tagine seguidos de un par de tés. Se encuentra situado en una pequeña plazoleta con un par de terrazas en la calle, aunque sin lugar a dudas las vistas de la terraza en la parte superior, merecen la pena.


Terrasse des épices
Muy cerca del famoso Café des épices, esta terraza tiene un aire mucho más moderno y actual, pero la comida no es tan buena como en cualquiera de las otras dos. Sin embargo, el ambiente que aportan los turistas llegados de todas partes del mundo hace de esta terraza un sitio agradable para hacer una parada y reponer fuerzas con un cuscús y un té a la menta.




Para cenar
La Maison Arabe
Dominique del Riad dar More nos recomendó este sitio y sin duda fue un gran acierto. Una mesa junto a la piscina, una muy buena atención y una comida increíble hicieron de esta cena una de las más especiales en Marrakech. De primero tomamos un variado de ensaladas marroquís, a cuál mejor y detrás un cuscús y un tagine para compartir. Todo estaba delicioso y no me negaréis que el sitio es precioso. Un imprescindible.






Amaia
Amaia es el restaurante más moderno en el que comimos en Marrakech. Está ubicado en la zona nueva de la ciudad y bien merece la pena acercarse hasta allí. El restaurador Eric Garrozo es bien conocido en Marrakech, su última empresa Amaia es una pequeña joya. Situado en el centro de Guiliez en el II Bd Hassan al sur de su intersección con la avenida Mohamed V y con aspecto de una cafetería modesta da pocas pistas en cuanto a la calidad de su comida. Una mezcla de comida tradicional y cocina occidental sorprenden después de tantos días de cuscús y tagines.





Riad dar Moha
Aunque de aspecto más clásico, el Riad dar Moha es sin duda el mejor restaurante de todos los que probamos. Tomamos el menú degustación que comenzaba con 14 ensaladas marroquís y continuaba con una Pastilla a elegir, nosotros tomamos Pastilla de pigeon a la cannelle y Serpertin de legumes. A continuación, un tagine a elegir y una degustación de Cuscús vegetariano cerraban un más que abundante menú, aunque no sin antes deleitarnos con una deliciosa tarta. Todo estaba buenísimo, incluso el vino que elegimos, resultó un diez, a pesar de que los vinos marroquís no nos habían entusiasmado demasiado.





Y si después de caminar por la ciudad y descubrir lugares increíbles, queréis hacer un alto en el camino, no dejéis de hacerlo en Kosybar, uno de los pocos lugares dentro de la mezquita donde podréis tomar una cerveza o cualquier tipo de alcohol. Frecuentado por locales y turistas, resulta un punto y final estupendo para un día agotador. No me digáis que la vista no merece la pena...


Y si os apetece daros un homenaje, no dejéis de visitar La Mamounia. Un impresionante palacio rehabilitado que no os dejará indiferentes. Es precioso, podéis visitar las zonas comunes y el jardín y cenar o tomaros una copa en un impresionante salón con música en directo. Eso sí, los mojitos que pedimos no eran nada del otro mundo, pero resulta un broche inmejorable para esta magnífica ciudad.