jueves, 27 de octubre de 2011

Blanca Gómez, Cosas Mínimas


Tenía que decorar la habitación de mi hija pequeña y quería huir de lo convencional. Así fue como encontré el trabajo de la ilustradora Blanca Gómez en Etsy. Fue un flechazo a primera vista. Sus ilustraciones me parecieron perfectas: sencillas, coloridas, divertidas. En seguida me decidí y compré unas cuantas láminas. Llegaron rapidísimo, en perfecto estado y listas para enmarcar.



Dudé un poco con el tipo de marco que ponerle y pensé que nadie como la propia artista podría saber cómo sacar el mayor partido a sus obras. Así que me puse en contacto con ella para preguntarle. Su respuesta me encantó: quedan bien con cualquier marco! Y razón no le faltaba, desde el marco ribbon de Ikea, uno negro con paspartú blanco, hasta uno sencillito de aluminio, que es el que yo le he puesto.



Hacía tiempo que no entraba en su página web y en su blog para ver sus novedades y el otro día buscando inspiración volví a ver su trabajo y recordé por qué me había gustado tanto.








Personalmente, todas me resultan tan graciosas y tiernas que las podría ubicar en cualquier estancia de la casa: el dormitorio infantil, el de la pareja o incluso en la cocina (que es lo que estoy barajando en estos momentos para mi casa). De todos modos, Blanca tiene un catálogo amplísimo en el que estoy segura encontraréis vuestra preferida.

Aquí os dejo unas cuantas más, porque... UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS.





 
Blanca Gómez




martes, 25 de octubre de 2011

Restaurante Marinamar

Cuando uno viaja a Asturias, sabe que va a comer bien, así que espera que le recomienden un buen sitio para comer pescado y marisco frescos y tomar buena sidra, y sin duda, os recomiendo que probéis las sidrerías, os encantará; pero hemos descubierto un espacio un poco diferente en Gijón, que merece la pena conocer, tanto a los que tienen la suerte de vivir allí, como a los que vayan de escapada. 

Lo cierto es que el restaurante Marinamar lleva ya un tiempo abierto, pero nunca nos habíamos decidido a entrar y eso que la fachada, muy moderna y con grandes cristaleras, ya invita. Aunque pensándolo bien, quizá sea precisamente eso lo que nos hizo dudar y es que si algo tiene aspecto tradicional, son las sidrerías, y la decoración moderna y el concepto de tienda-restaurante de Marinamar, al principio despista. Sin embargo, una vez que lo conoces, vuelves seguro.


Y vuelves porque es un sitio muy agradable, donde puedes tomarte unos vinos o champán por copas, picar algo y aprovechar las ofertas que tienen a diario del tipo: dos otras y una copa de cava, por 5€, que encontrarás en sus múltiples pizarras junto con la lista de precios de productos del día. Todo ello, rodeado de los expositores de marisco repletos de percebes, ostras, andaricas, gambas, navajas... justo a la entrada, en un espacio alegre y desenfadado decorado con mesas altas y taburetes de distintos estilos, que combina paredes minimalistas completamente blancas con una pared pintada de cuadros de colores. 




Y si os apetece seguir profundizando en las propuestas de Marinamar, siempre podéis pasar a su restaurante, muy chiquitín de unas seis o siete mesas, donde disfrutar de una carta excelente o de sus increíbles menús. 


Las veces que fuimos optamos por los menús que te sugieren pescados y mariscos frescos del día en dos versiones: uno más asequible de unos 12 euros por semana y 15 el fin de semana, y otro un pelín más caro, pero que te ofrece centollo o bugre, de primero. Nosotros probamos el de 12 euros, en el que puedes elegir como primero entre navajas, zamburiñas, gambas... y de segundo un pescado del día súperfresco. 


Pedimos zamburiñas y navajas de primero y merluza de segundo, acompañado de una botella de vino que incluye el menú, más que digno, y seguido de un arroz con leche casero que estaba riquísimo. Os puedo asegurar que todavía recuerdo las zamburiñas a la plancha, están muy pero que muy ricas. Y es que para nosotros, el éxito de este sitio es que trabajan con una materia prima de calidad, cocinada de una forma muy sencilla para que disfrutes de todo el sabor de los productos sin enmascararlos. 

La próxima vez que vaya probaré el arroz, que ya me chivaron que estaba riquísimo. Estoy deseando volver... ¡ya os contaré!

Precio medio: menú 15 euros con postre y vino.


Marinamar
Marqués de Casa Valdés, 23
33202 Gijón
Tfno.: 984 19 06 48

jueves, 20 de octubre de 2011

Hotel Diplomat

¿Queréis viajar a Estocolmo y no sabéis dónde alojaros? El Hotel Diplomat será una buena elección. Buscabamos un hotel bueno, bonito, barato y bien situado. Con semejantes exigencias, no resultó nada, pero que nada fácil, pero al final lo encontramos y por eso quiero compartirlo con vosotros.

El hotel se alza en el bellísimo bulevar de Strandvägen frente a la bahía, en el acomodado y céntrico distrito de Östermalm. En este bulevar se encuentran algunos de los edificios más bellos de la ciudad, como el propio Diplomat, un hotel de 1911 de estilo Art Noveau. Solo por esto y por las conocidísimas vistas a la bahía de la que parten los ferries con destino al Archipiélago ya merece una visita!


Llegamos a media tarde, había mucha gente disfrutando del buen tiempo y tomando una copa en la terraza (una delicia a la que no tardaría en apuntarme en días sucesivos). Las amables y despampanantes recepcionistas nos asignaron rápidamente una habitación en la quinta planta. No tuvimos la suerte de tener una habitación con vistas al puerto (lástima), pero a cambio nos dieron una que daba a una fachada lateral con un jardincito en el medio que también resultaba muy agradable y seguro que mucho más tranquila.



Como viajábamos con nuestra hija de dos años, elegimos una suite executive para tener una zona de estar separada de la habitación propiamente dicha y para disponer de algo más de espacio. La habitación era muy confortable y amplia. Todo estaba en perfectas condiciones, impecable, limpio. Nada que objetar. La cama era enorme, cambiaban las sábanas y edredones nórdicos (sí, en pleno agosto) todos los días. Era un gustazo meterse cada noche en una cama con sábanas blancas recién planchadas! La zona de estar también era muy cómoda y práctica. Todos los días nos dejaban en la mesita unos bombones y unas botellas de agua por cortesía de la casa. El baño era bastante funcional y no demasiado grande, aunque los baños nórdicos suelen ser bastante sobrios, así que creo que este es de nota. Todos los champús y cremas eran de L'Occitane, un pequeño y aromático capricho. Quizás la única pega que le puedo poner es que el armario resultaba algo pequeño incluso para dos personas. Para los que viajéis con niños que aún necesiten cuna, no tendréis que cargar con ella desde aquí, ni con sábanas y demás enseres. Todo os lo facilitan allí, limpito, bonito y con un precioso osito blanco de regalo. Todo un detalle, no me digais!



En los países nórdicos no es muy frecuente salir a desayunar y las cafeterías abren bastante tarde, por este motivo desayunabamos en el T-Bar, la cafetería del hotel. Y menudos desayunos! El buffet libre es un peligro... Panes de todo tipo, cruasáns de mantequilla, bollitos de canela, zumos naturales, yogures, frutas del bosque frescas, todo tipo de embutidos, quesos. Y mucho más, todo de una calidad inmejorable. Sin duda, era uno de los grandes momentos del día. Una pega: no es muy grande, así que si bajas tarde a veces hay problemas para encontrar mesa y se puede llegar a arremolinar algo de gente. Por la tarde-noche, turistas y locales se dejaban caer por allí para tomar una copa o cenar. Nosotros cenamos un día que llovía mucho y no estuvo mal. La carta no es muy amplia y se centra bastante en platos autóctonos y a mí, sinceramente, no me acaban de convencer. Eso sí, la hamburguesa de mi marido estaba buenísima. Si no os apetece cenar, no dejéis de tomaros al menos una copa.
En resumen, un hotel estupendamente situado desde el que te puedes mover a pie por toda la ciudad. Acogedor, confortable, bien decorado y ubicado en un edificio modernista que este año celebra sus 100 años de existencia.
Precio Suite Executive: 2900 SEK noche
Hotel Diplomat
Strandvägen, 7C
Estocolmo

martes, 18 de octubre de 2011

Ma petite pâtisserie

Hoy quiero hablaros de un blog que descubrí casi por casualidad, reconozco que soy más de salado que de dulce pero me impresionó el trabajo de Aymar, tanto que me puse en contacto con ella para que me contara un poco sobre su trayectoria. ¿No hace cosas preciosas?

                             

Aymar me contó que su abuela era repostera y cada domingo los deleitaba con postres exquisitos, así que cuando una Navidad le tocó preparar unos dulces para la cena, quiso ser ella la que sorprendiera a todos y la primera sorprendida, fue ella misma.

A partir de ese momento, se compró un libro de recetas y empezó a practicar. Fue tras un viaje a Nueva York, cuando descubrió el fondant y las enormes posibilidades que le ofrecía. 

Y no me digáis que no le sacó provecho a su viaje... ¡La tarta de boda es impresionante!

Tarta de boda
Por no mencionar la tarta de Comunión o la de cumpleaños...

Tarta de Comunión

Tarta de cumpleaños
Y ¿no os encantaría recibir o regalar una tarta así el día de la madre?


O inundar el cumpleaños, la Comunión de vuestros hijos, un San Valentín o hacer un baby shower a una amiga con galletas como estas...

Galletas Comunión
Galletas baby shower
Galletas San Valentín
Además de todas estas tartas increíbles, Aymar da cursos para iniciar a quien quiera hacer repostería. Está pensando hacer el próximo en Navidad, un taller de cupcakes especial para esas fechas. ¿Os imagináis sorprender a todos con un cupcake como este?


Pero además de organizarlos, Aymar da cursos privados en academias, fiestas, despedidas de solteras o lo que se os ocurra. 

No obstante, si os apetece empezar a hacer prácticas, podéis visitar el blog de Aymar, Ma petite pâtisserie, donde os contará todas las recetas para sorprender a todos la próxima celebración. ¡Os enganchará seguro!

Ma petite pâtisserie

jueves, 13 de octubre de 2011

La Casita

Hace unos cuantos años que nos instalamos en la zona noroeste de las afueras de Madrid y fue entonces cuando conocimos este restaurante. Imposible que nos pasara inadvertido, ya que está ubicado en una antigua casona de piedra que habla por sí sola en la calle principal de Torrelodones. Ayer, aprovechando la festividad del Pilar y el buen tiempo que hacía en Madrid, decidimos acercarnos a comer hasta allí. Ya habíamos ido en varias ocasiones y siempre nos había encantado, aunque la última vez nos pareció que flojeaba un poco y hacía ya bastante tiempo que no íbamos. Ayer volvió a entusiasmarnos por muchos motivos.


Una vez más, llegamos los primeros y pudimos elegir la mesa sin ningún tipo de cortapisas. Como ya conocíamos el cenador (os lo recomiendo especialmente en invierno, es muy acogedor y resulta muy romántico) y hacía calorcito, decidimos sentarnos en la terraza. Es muy agradable, las mesas son amplias y las sillas son cómodas, manteles negros y camino de mesa y servilletas de un blanco impoluto. Han cambiado el mobiliario y han puesto una pérgola para que se pueda comer fuera incluso en pleno agosto. Personalmente, me gustaba más antes, ya que tenías mayor sensación de estar en un jardín, pero sigue siendo muy agradable. La única pega es que, al estar próxima a una calle con bastante tráfico, se oyen un poco los coches y autobuses que pasan y le quita un poco de encanto, aunque en ningún momento resulta molesto.



De aperitivo nos trajeron un riquísimo salmorejo y para mi pequeñaja una croquetita de jamón acompañada de patatas paja, todo un detalle! Me la comí yo, por lo que os las puedo recomendar si queréis pedirlas para picotear. Para compartir pedimos Asadillo de pimientos con atún en dos texturas, una ensalada tibia que estaba realmente rica con todos los sabores perfectamente equilibrados y media ración de jamón ibérico, a mi enanita le encantó. No me extraña, estaba delicioso, bien cortado y con la grasita suave y ligeramente derretida. De plato principal nos decantamos por el Arroz meloso con carabinero. Estuvo bien, aunque más que meloso a mí me pareció caldoso. La ración es muy, muy abundante, da para tomar un segundo plato casi tan abundante como el primero.




La carta de vinos es muy amplia, con referencias nacionales e internacionales, los precios bien  ajustados, no se suben más de lo normal. Para acompañar la comida y después de haber probado con éxito el Pinot Noir de Enrique Mendoza, no dudamos en probar el Shiraz de la misma bodega alicantina. Magnífico, pero me vais a permitir que os hable de él en otra entrada, ¿verdad?




Y después de este festín, entenderéis que nos fue imposible llegar al postre, una lástima porque había algunos con una pinta realmente sugerente. Ya tengo una excusa para volver, eso sí hay que rascarse un poco el bolsillo...

Precio medio (con vino): 60 euros por persona

La Casita
Camino de Valladolid, 10
28250 - Torrelodones
Teléfono: 91 859 55 05











martes, 11 de octubre de 2011

Menudo invento, ¡un Cheese Bar!

Si Poncelet ya nos tenía locos, su nuevo invento nos tiene alucinados. Ayer probamos el Cheese Bar. Sabíamos desde hace tiempo que iban a abrir el restaurante y no encontrábamos el momento de acercarnos, y ayer, por fin, lo conocimos. La idea del Cheese Bar nos pareció buenísima, un lugar donde disfrutar fundamentalmente del queso acompañado de una carta de vinos pensados para el perfecto maridaje. Es una oportunidad única de probar una gran variedad de quesos muy distintos. 

Pero lo que primero llama la atención cuando llegas, es el restaurante en sí mismo. Un espacio amplio, muy bien iluminado, con un jardín vertical adornando una de sus paredes donde tuvimos la suerte de sentarnos nosotros. 


El local de casi 700 metros cuadrados está dividido en dos zonas, una barra en la entrada para tomar algo y picotear, y el restaurante. Ya desde la fachada se percibe una decoración de estilo nórdico, con maderas claras, mezcladas en el interior con distintos tipos de sillas, sillones y sofás tapizados en colores contrastados, que dan sensación de limpieza y tranquilidad e invitan a disfrutar del lugar y de la sobremesa.





La presentación de las mesas nos gustó mucho, no tienen mantel y los vasos de color junto con la botella de aceite arbequina (muy rico, por cierto) son la única ruptura de color en una mesa con platos blancos, sobre su tapa blanca. 



La guinda al pastel la pone una vitrina de cristal repleta de quesos que corona el restaurante. 


La oferta gastronómica del Cheese Bar está basada, como ya os imaginaréis, en el queso y se puede optar por hacer una comida degustación de quesos exclusivamente o bien una comida de entrada, plato y postre, con platos cocinados con queso y algunos de ellos en los que puedes pedir que te lo hagan sin queso, ellos los llaman "anti - queso". 

Para poder probar una mayor variedad de quesos de su inmensa carta, proponen una serie de tablas de quesos nacionales, internacionales o variados, además de tablas del día, que es una selección de quesos en su punto óptimo de maduración elegidos por los maestros queseros que si lo solicitas, también te ayudarán a elegir y te asesorarán. 

Nosotros optamos por una opción intermedia y pedimos un plato y un par de tablas de queso del día. Yo pedí los quadroni de calabaza a los “Q”uatro Quesos: Altejo, Emmental de Savoie, Brie de Meaux y Stilton, y mi pareja pidió el rissoto de setas con queso Sbrinz. Los dos platos estaban muy buenos, los quadroni porque el sabor dulce de la calabaza contrastaba con una deliciosa salsa de quesos de sabor intenso, y el rissoto porque conseguía una textura perfecta y conjugaba perfectamente los sabores de las setas con el queso. 

Y como colofón, seguimos la recomendación de nuestro camarero y pedimos dos tablas individuales de queso del día para poder probar una mayor variedad. Acertamos de lleno, ¡los quesos estaban buenísimos! y algo que nos encantó es que junto a la tabla de quesos, te ponen una lista con el nombre y la descripción de cada una de las variedades que vas a probar. La pena es que la tienda no está tan cerca como para salir de comer y hacer la compra, o quizá sea lo mejor, porque sería mi perdición total... 

Para acompañar nuestra comida, elegimos un vino de Côtes du Rhône, Domaine de la Vieille Julienne, un vino suave que maridaba perfectamente con los quesos. 

En definitiva, ¡menudo invento el Cheese Bar! Volveremos sin lugar a dudas.


Precio medio 35-40€ (con vino).


Poncelet Cheese Bar
Calle José Abascal, 61
28003 Madrid
Tfno. 913992550
www.ponceletcheesebar.es

jueves, 6 de octubre de 2011

Östermalms Saluhall (Estocolmo)

Me gusta conocer los mercados de aquellas ciudades o países que visito. Este pasado verano, en mi visita a Estocolmo, descubrí este templo de la gastronomía cercano a mi hotel. Se construyó en el siglo XIX en el tiempo récord de ocho meses y sus arquitectos fueron aclamados por la originalidad de su construcción, al utilizar ladrillos y una estructura de hierro forjado, tan frecuente en países del sur de Europa, como en España. Me gustó tanto que volví al día siguiente muy temprano por la mañana para ver cómo despertaba y cómo los tenderos iban preparando sus mostradores.





En sus inicios llegó a tener más de 150 puestos, actualmente hay algo más de una docena de grandes tiendas en las que encontrar productos de altísima calidad, no solo nórdicos sino de todas las partes del mundo.




Pero aquí no solo puedes comprar también puedes comer o tomar un café, ya que algunas de sus tiendecitas tienen una pequeña barra o unas cuantas mesas muy sobrias en las que probar sus productos frescos y recién cortados.




Nosotros tomamos unos sencillos panini, un par de cafés y unos macarons en Robert's Coffe. Una tienda restaurante donde picar o tomarse algo de forma rápida. Estaba todo buenísimo, con razón había que rifarse una de sus diminutas mesas. Particularmente, el café fue espectacular, de hecho tienen una zona de venta a granel de cafés de distintos orígenes del mundo. Las chicas que atendían, a pesar de que estaban atareadísimas, fueron especialmente amables, algo no siempre fácil en aquellas latitudes.



 


 Sin duda, os recomiendo este elegante y clásico mercado, todo un derroche de sabores.

Östermalms Saluhall
Östermalmstorg
Östermalm, 114 39 Estocolmo
Suecia


martes, 4 de octubre de 2011

El Refugio de Cristal

Acabamos de llegar de nuestra berrea de este año y volvemos encantados y desconectados, parece mentira lo que hace pasar un fin de semana fuera de casa, haciendo cosas tan distintas a las habituales. Como ya os comenté en la entrada del mes pasado, El espectáculo de la berrea, este año elegimos el Parque Nacional de Cabañeros entre las provincias de Toledo y Ciudad Real y no pudo resultar mejor. Un año más, mereció la pena el madrugón para escuchar y ver a los ciervos en plena berrea campando a sus anchas por las llanuras del "Serengeti español", a los jabalís con sus crías volviendo al monte después de toda una noche buscando comida y a un nutrido grupo de buitres negros en plena acción, entre otras maravillas naturales. Fijaos qué bien se veían y cuantísimos había y eso que las fotos están hechas con una cámara digital normalita. Si os lleváis una buena cámara o unos buenos prismáticos, la cosa mejora mucho. 




Pero si algo nos entusiasmó este fin de semana fue El refugio de Cristal. Se trata de una casa rural muy especial por varias razones. Su arquitectura, nada convencional, respeta la inclinación natural del terreno y aprovecha los recursos naturales al máximo. Su fachada Sur es una maravilla, el acero de la estructura combina con el cristal dando un aspecto elegante y moderno que se integra perfectamente en el entorno. Todas las habitaciones tienen una pared completamente acristalada que permite que las habitaciones tengan luz natural, a la vez que unas vistas maravillosas y disponen de una pequeña terracita donde poder leer, desayunar o simplemente contemplar el paisaje. 



¡Mirad qué sitio para desayunar! Os aseguro que es todo un placer desayunar en esta terraza cuando el sol comienza a calentar y con el único sonido de fondo del canto de los pájaros. 



Si lo que te apetece es tomar algo antes de cenar, puedes hacerlo en su zona chill out o en la terraza.


Y ¿qué me decís de la piscina? Una maravilla para descansar, darse un baño y desconectar del mundanal ruido, porque os aseguro que el silencio allí es absoluto. 



Las habitaciones están decoradas con buen gusto igual que el resto de la casa, mobiliario moderno, líneas rectas y detalles herbales que recuerdan todo el tiempo que estamos en medio del campo. Las habitaciones disponen, además, de aire acondicionado, calefacción, televisión y DVD en el que podréis reproducir cualquiera de las 200 películas que ponen a disposición de los huéspedes de forma gratuita. 



La casa solo ofrece cenas los sábados y nosotros decidimos cenar allí porque el día había sido muy largo. Tomamos una ensalada de perdiz escabechada, solomillo ibérico con salsa de naranja y de postre un flan de nata, todo estaba bueno, lo único que se podría sugerir es una oferta de vinos más amplia aprovechando la gran variedad y calidad de los caldos de Castilla-La Mancha. 


Y después de cenar, ¡sorpresa! se apagan las luces y se ilumina el cielo. La casa se encuentra en un lugar estupendo para poder observarlo por la escasa contaminación lumínica y su ubicación, y Álvaro y Susana aprovechan esto para deleitar y entretener a sus huéspedes las noches que el tiempo lo permite. Si algo destaca en El Refugio de Cristal es la amabilidad, la ilusión y el buen hacer que transmiten sus dueños.  


Si después de visitar las maravillas que ofrece Cabañeros en cualquier época del año, os queda algo de tiempo, podéis visitar la quesería que está a 1km de la casa, daros un paseo por el pueblo y comer algo en el mesón La Jara, un lugar sorprendente por la atención y su cuidada gastronomía. Y es que si algo nos sorprendió, es el tremendo interés que tienen en todas partes por hacer las cosas bien, por ofrecer una cocina cuidada y una atención esmerada con el fin de que te vayas de Toledo con el mejor recuerdo posible. Y vaya si lo consiguen...


Precio de la habitación entre 68 y 88€ +IVA, según la temporada.


El Refugio de Cristal
Camino de Valdelechar, 54
Hontanar (Toledo)
Tfno: 618448544
www.elrefugiodecristal.com